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Viernes 19 de Agosto de 2011 13:02

Las cuatrillizas a casa

Durante la mañana del miércoles, en el hall central del Hospital Materno Infantil “Victorio Tetamanti”, había expectativas y ansiedad. Es que, a más de 40 días de su nacimiento y luego de que el martes fueran dadas de alta, las cuatrillizas Landaburo finalmente pudieron dejar el nosocomio e ir a su casa, a disfrutar del cuidado de sus papás y de la compañía de sus dos hermanos, de 5 y 7 años, quienes las esperaban con ansias.

Durante la mañana del miércoles, en el hall central del Hospital Materno Infantil “Victorio Tetamanti”, había expectativas y ansiedad. Es que, a más de 40 días de su nacimiento y luego de que el martes fueran dadas de alta, las cuatrillizas Landaburo finalmente pudieron dejar el nosocomio e ir a su casa, a disfrutar del cuidado de sus papás y de la compañía de sus dos hermanos, de 5 y 7 años, quienes las esperaban con ansias.

La llegada al mundo de Luz, Yemina, Abril y Guillermina fue todo un acontecimiento. Sus papás, María Celeste Cardozo, de 30 años, y Adolfo Landaburo, de 29, movieron cielo y tierra para que sus cuatro hijas pudieran nacer en la ciudad, particularmente en el Hospital Materno Infantil “Victorio Tetamanti” y así recibir los cuidados y atención de todo el personal.

Finalmente este miércoles, pasadas las 11 y después de más de 30 días en neonatología, las cuatro pequeñas salieron del hospital, en los brazos de su mamá, su papá, su abuelo y una de sus tías. Rodeadas de gran parte del personal de la institución de Salud, quienes las cuidaron antes, durante y después de su nacimiento, las bebas recibieron todo el cariño de la familia y de los amigos, segundos antes de salir, por primera vez, al mundo por fuera del hospital.

“Estoy muy emocionada porque volvemos a casa a formar la familia de vuelta, a estar los ocho juntos”, aseguró entre lágrimas Celeste. Luego de agradecer “al hospital, a los enfermeros, a los doctores, a los directivos y a toda la comunidad de la ciudad”, la mamá de las cuatrillizas se mostró entusiasmada por emprender esta nueva etapa con su familia.

“Nuestra casa se va a revolucionar a partir de hoy, pero estamos contentos porque nos llevamos a las cuatro bien y vamos a estar con mis seis hijos, con mi ´media docena de hijos ´ todos juntos”, sostuvo entre risas Celeste, quien aseguró que, afortunadamente, tienen muchos voluntarios –entre amigos, familiares y demás- que ya se ofrecieron para colaborar con los Landaburo a la hora de cuidar a las pequeñas y, por supuesto, a sus hermanos también.

Por su parte, y también notablemente emocionado, Adolfo coincidió con lo expresado por su esposa y agregó que van a seguir al pie de la letra las recomendaciones de los médicos. “Nos dijeron que tengamos cuidado con el contacto con la gente, por eso vamos a tener visitas restringidas, porque nos costó tanto llegar a este momento que no queremos que nada lo arruiné”, afirmó.

Ahora, según dijo, llegó el momento de disfrutar de cada momento: de los llantos, de las risas, de la alimentación y del crecimiento. “La verdad es que lloran bastante pero no nos importa, estamos contentos porque todas superaron los 2 kilos y ahora van a seguir engordando”, apuntó. De acuerdo a lo que había detallado el médico de las pequeñas Luz pesa 2.055 gramos, Yemina 2.305, Abril 2.175 y Guillermina 2.250.

Ahora, y ante la consulta acerca de cómo hacen para diferenciar a las niñas que obviamente son muy parecidas, el papá admitió que están aprendiendo y que le están poniendo mucho empeño, pero de a poco ya lo van haciendo. “Cada una tiene sus características y eso lo distinguimos y, además, cuando vayan creciendo, se va a notar más todavía”, consideró.

Por último, Adolfo detalló que ahora se enfocarán en cuidar a las bebas y que, por eso, la alimentación estará compuesta por la leche que se le da a los bebés prematuros y, por supuesto, la de la mamá.

“Queremos llegar rápido a casa, porque los hermanitos están muy emocionados, están esperando desde hace mucho la llegada de sus cuatro hermanitas, para finalmente empezar este camino, todos juntos”, concluyó el papá, con una sonrisa en el rostro.

Finalmente, después de este proceso que implicó la internación de Celeste, el acompañamiento de su marido, el nacimiento de las bebas y su monitoreo y crecimiento, Luz, Yemina, Abril y Guillermina continuarán con su desarrollo, pero desde su hogar y, obviamente, acercándose al hospital “para todos los controles vinculados a las vacunas, las verificaciones de peso y cualquier otro evento que se pueda producir durante los primeros meses de vida”.

En este sentido, si bien después de 36 días en neonatología las cuatrillizas alcanzaron un peso considerable como para salir del hospital, las autoridades del hospital acondicionaron “una habitación especial para que los padres y las pequeñas pasen allí una semana de transición, y comiencen a habituarse con el apoyo de todo el equipo médico y de enfermeras del hospital”, explicó Hugo Casarsa, director ejecutivo del hospital.

Las cuatrillizas nacieron por cesárea el 4 de julio en la 33 semana de embarazo. En ese momento Luz pesaba 1.560 gramos; Yemina alcanzaba los 1.740 gramos, mientras que Abril contaba con 1.660 gramos y Guillermina con 1.725. “Ahora la primera pesa 2.055 gramos, la segunda 2.305, la tercera 2175 y la cuarta 2.250”, detalló el médico.

Fuente: El Atlántico