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Miércoles 22 de Junio de 2011 10:37

Alumnos de la Esmet construyen dos aulas

Los alumnos de la Esmet Nº1 de Juan B. Justo e Yrigoyen trabajan denodadamente para terminar las dos aulas nuevas. Toda la comunidad colaboró para concretar este sueño.

Son casi las 17 y los chicos están desde temprano pintando, lijando paredes y haciendo todo lo necesario para que el viernes próximo queden inauguradas las dos aulas que ellos mismos levantaron. La propuesta fue del director de la escuela ubicada en Juan B. Justo e Yrigoyen, Manuel Paz, quien lanzó la idea entre los alumnos y padres, y enseguida todos se sumaron. Rifas, colectas, aporte de empresas, todo fue necesario para poner en marcha este sueño que casi es realidad.

“Acá no había nada, sólo palomas, así que primero tuvimos que empezar por ir sacándolas”, explicó Paz quien dijo que no fue nada fácil sacarlas de lo que ya era su hábitat. Una vez que se avanzó en esta primera parte, comenzó la labor más difícil: juntar fondos. “Comenzaron las rifas, el contacto con empresas que nos ayudaron y la colaboración desinteresada de muchos docentes y padres que aportaron su dinero para una buena causa”, dijo Paz, quien está seguro que la respuesta de todos los miembros de la comunidad educativa y de aquellos que se sumaron, fue por una sola causa: apostar a la educación.

Para levantar las dos aulas fueron necesarios 40.000 pesos. Hoy están en la etapa final, haciendo retoques y esperando poder colocar las mesadas y material necesario para dejar listo lo que será un aula laboratorio y una sala de procesos. “Ahora los chicos van a tener un laboratorio como corresponde y un espacio en donde desarrollar los microemprendimientos”, dijo el director. Es que los alumnos de esta escuela pública que depende de la Municipalidad y que tiene la particularidad de tener el 80% de sus egresados trabajando en alguna empresa marplatense, aprenden a generar sus propios recursos en materias curriculares específicas. “Por ejemplo los chicos hacen dulces, conservas, panificados, y hasta ahora no tenían el espacio y las maquinarias necesarias, así que lo hacían de una manera muy artesanal que ahora podremos mejorar”, explicó.

En medio de los tarros de pintura, la lijadora y los pinceles, los chicos del último año sienten la satisfacción de estar dejando su marca en la escuela y ayudando a los que vienen, para que tengan mejores recursos educativos. “Para los chicos esto es una alegría al igual que para los padres que los fines de semana vienen a hacer las instalaciones de gas, luz y colaborar en este emprendimiento que pronto se hará realidad”, comentó Paz orgulloso de los alumnos, padres y docentes que lo acompañan en la difícil pero siempre grata tarea de educar.